JULIA M E HTTP://WWW.FARMACIADOCTORACMORALES.COM
Con la llegada del calor los problemas de circulación se agudizan. El aumento de temperatura provoca que la sangre se acumule en las piernas, intensificando la sensación de pesadez y cansancio.
El verano agrava los síntomas habituales de la insuficiencia venosa crónica (IVC), y las personas afectadas, generalmente mujeres, sienten en esta época del año las piernas más cansadas, hinchadas y congestionadas. Este síndrome se caracteriza por una anomalía del retorno venoso por la que la sangre fluye en sentido opuesto al normal y tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de los pacientes. De hecho, ser mujer, de edad avanzada, sedentaria y con antecedentes familiares de trombosis, son factores que restan bienestar al paciente, según se extrae del Estudio C-VIVES, llevado a cabo por la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV). Así, la presencia de una insuficiencia venosa empeora en un tercio la calidad de vida de los afectados, dependiendo de la gravedad de la patología, de la edad, el peso y el grado de sedentarismo.
En los últimos años, la prevalencia de la insuficiencia venosa crónica ha ido en aumento y se ha convertido ya en una de las enfermedades más habituales en la población adulta del mundo occidental. De hecho, las conocidas varices, una de las múltiples causas de la IVC, están consideradas como una de las diez enfermedades más frecuentes de la población occidental y su intervención ocupa uno de los primeros puestos entre las diez cirugías más frecuentes de nuestros hospitales.
Sin embargo, los expertos denuncian que pese a su prevalencia, tres de cada cuatro pacientes con IVC no están tratados, lo que complica gravemente la progresión en un futuro. Tal como advierte el catedrático Francisco Lozano, jefe de Sección de Angiología y Cirugía Vascular del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca “la IVC es una enfermedad evolutiva que al principio presenta síntomas más o menos llamativos como, por ejemplo, pesadez en las piernas o calambres, pero que si no recibe un tratamiento adecuado, a los diez años puede desencadenar la aparición de varices con diversas complicaciones o evolucionar hasta la aparición de alteraciones tróficas o la ulceración de la piel”.
Cómo mejorar la circulación en verano
Según explica Eduardo González Zorzano, asesor médico de Laboratorios Cinfa, “las paredes de las venas de todo el cuerpo contienen unas válvulas diminutas que impulsan la sangre hasta el corazón. Pero si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas”. Con la llegada del calor, las paredes de las venas se dilatan aún más de lo usual, lo que provoca una mayor acumulación de sangre y retención de líquidos en las extremidades inferiores. Esto se traduce en una sensación de pesadez y cansancio en las piernas, más intensa en el caso de pacientes de insuficiencia venosa crónica, cuyos síntomas afectan a un 30% de los adultos en España, según datos del Capítulo Español de Flebología.
Según explica Eduardo González Zorzano, asesor médico de Laboratorios Cinfa, “las paredes de las venas de todo el cuerpo contienen unas válvulas diminutas que impulsan la sangre hasta el corazón. Pero si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas”. Con la llegada del calor, las paredes de las venas se dilatan aún más de lo usual, lo que provoca una mayor acumulación de sangre y retención de líquidos en las extremidades inferiores. Esto se traduce en una sensación de pesadez y cansancio en las piernas, más intensa en el caso de pacientes de insuficiencia venosa crónica, cuyos síntomas afectan a un 30% de los adultos en España, según datos del Capítulo Español de Flebología.
El experto afirma, sin embargo, que se trata de una enfermedad benigna y controlable: “No representa una amenaza grave para la salud, si bien es cierto que puede ser incapacitante y afectar a la calidad de vida personal y laboral de los enfermos. La época estival, además de repercutir más negativamente en la circulación, puede causar también malestar a los pacientes debido a las alteraciones estéticas que se producen en las piernas”. De hecho, “la manifestación más habitual, y a veces dolorosa, de este problema son las varices: dilataciones y alargamientos de las venas”, añade González Zorzano.
DIEZ CONSEJOS
- No permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo. Si debemos hacerlo por trabajo o viajes largos, trataremos de mover frecuentemente los pies y las piernas, levantándonos del asiento a menudo para caminar unos cuantos pasos.
- Piernas arriba. Para aquellas personas que trabajen sentadas con el ordenador, es conveniente utilizar un reposapiés. En las jornadas de calor, también es recomendable elevar las piernas al mediodía y al llegar a casa por la noche. Dormir con las extremidades inferiores elevadas unos quince centímetros resulta igualmente aconsejable.
- Aplicar ligeros masajes en piernas y tobillos. Mientras permanecemos tumbados, podemos realizar un masaje ascendente, desde los pies hacia la rodilla, con un gel frío.
- Mejor ducha que baño. Para activar la circulación alternaremos duchas no excesivamente calientes (38º como máximo) con chorros fríos en las piernas. Al finalizar, aplicaremos agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez.
- Hidratar bien la piel para mantenerla elástica. Tras la ducha, resulta conveniente aplicar en las piernas una loción o crema hidratante, mediante suaves masajes, para favorecer la circulación de la sangre.
- No usar ropa ceñida, sobre todo en verano. Las prendas de vestir muy ajustadas pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. En su lugar, debemos recurrir a ropa holgada y que transpire bien, y a un calzado cómodo.
- Evitar los ambientes demasiado calurosos. Lo mejor es alejarse de toda fuente de calor, ya que éste estimula la dilatación de las venas y la aparición de varices.
- Seguir una dieta equilibrada y rica en fibra. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Para prevenirlos, es clave una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales; reducir al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos; beber más agua y evitar el tabaco y el alcohol.
- Realizar frecuentemente ejercicio físico moderado. Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar. El baile, la gimnasia y la bici también pueden ser buenas alternativas.
- Consultar con el farmacéutico el uso de medias de compresión junto con fitoterapia oral y/o tópica con funciones drenantes. Utilizar medias de compresión, especialmente en las horas de actividad laboral o doméstica, contribuye a aproximar las paredes de las venas, lo que favorece que la sangre ascienda correctamente. En caso de retención de líquidos, un drenante ayudará a eliminarlos y, en consecuencia, a reducir la hinchazón en las piernas.
Presentamos unos ejemplos de complejos ricos en flavonoides y
plantas, tales como ajo,
espino blanco, entre
otras, de acción fisiológica sobre la circulación.
La asociación con vitamina C aumenta el efecto favorable sobre las venas.
Para mejorar la circulación
venosa podemos incorporar a la dieta complementos ricos en taninos, obtenidos de la Vid
Roja, Ruscus, Castaño de Indias, Corteza de limón etc.,
El Gingko
biloba es
interesante para personas con difícil riego capilar. El gingko biloba mejora la
circulación y favorece la actividad cerebral.
Un relajante cardíaco empleado tradicionalemente es el Espino
blanco. Si se asocia con el Olivo puede ser favorable para los propensos a la
tensión alta.
En uso externo disponemos de muchas cremas adecuadas especialmente
para las piernas.
Si prefiere la aromaterapia hay productos interesante para piernas ligeras.
PUBLICADO POR CONSEJOSDETUFARMACEUTICO.COM
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