lunes, 6 de julio de 2015

LUMBALGIA-OSTEOMUSCULAR

Señales de alerta en lumbalgia


Uno de los puntos más importantes en cualquier condición patológica es identificar los casos que puedan ser graves, ya que el farmacéutico deberá derivar al paciente al médico especialista. Aún de mayor importancia resulta cuando la condición patológica de la que hablamos es tan frecuente como lo es la lumbalgia.
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La lumbalgia o “lumbago” es un síntoma musculoesquelético muy común, que se manifiesta con dolor en la región lumbar (región inferior de la espalda )se conoce familiarmente como“dolor de riñones” . Generalmente se acompaña de tensión muscular en la región lumbar, y también puede aparecer dolor referido o irradiado. Puede estar relacionada con trastornos en distintas localizaciones como la columna vertebral lumbar, los discos intervertebrales, los ligamentos de la columna vertebral, la médula espinal, los nervios espinales, los músculos lumbares, los órganos internos de la pelvis y el abdomen, o la piel de la región lumbar. Sin embargo, en más del 85% de los casos no se encuentra una causa subyacente.
  El dolor se define como agudo si dura poco tiempo, de unos días a pocas semanas, o crónico si dura más de tres semanas
Cuando el dolor se irradia a la pierna, llegando hasta más abajo de la rodilla, hablamos de ciática; mientras que si no se irradia hablamos de lumbalgia simple.
El dolor, según su duración, puede ser de tipo agudo (12 semanas).
Un tercio de la población presenta algún episodio anual de lumbalgia, considerándose una de las causas más frecuentes de absentismo laboral. Además, se calcula que entre un 60-80% de la población mundial tendrá algún episodio de dolor lumbar a lo largo de su vida, con lo que estamos ante un trastorno de gran incidencia y prevalencia.
Sin embargo, es importante saber que la lumbalgia aguda tiene buen pronóstico y que, generalmente, es un trastorno autolimitado (más del 90% de los afectados se recuperan en dos a ocho semanas).

tratamiento

Según el origen del dolor, el tratamiento va a ser distinto. En casos de origen mecánico, debido a alteraciones de la columna vertebral por una mala postura o una práctica deportiva inapropiada, aplicaremos frío en la zona, mientras que en caso de origen inflamatorio aplicaremos calor .

2. NORMAS DE HIGIENE POSTURAL

El paciente debe aprender a  cuidar su espalda para disminuir el dolor, y evitar recurrencias. Para ello es fundamental realizar ejercicios y aplicar unas normas de higiene postural:
·         Por ejemplo, el reposo en la cama (preferentemente con colchón duro) debe ser en decúbito supino, es decir, boca arriba, o lateral, y en este caso se aconseja poner una almohada entre las piernas.
·         Cuando nos levantamos de la cama debemos apoyarnos en los brazos e impulsarnos con las manos, manteniendo la espalda recta.
·         También es conveniente ajustar la mesa de trabajo a una altura adecuada, utilizando sillas que permitan apoyar la parte baja de la espalda, y si es posible reclinarla.
·         Por otra parte, los pesos deben levantarse en posición frontal y llevarse lo más cerca posible del cuerpo.
·         Al recoger objetos del suelo, siempre deben flexionarse las rodillas.
·         Cuando se conduce es conveniente realizar paradas  cada dos horas, haciendo estiramientos de la musculatura lumbar. Es aconsejable ponerse una almohada o una toalla enrollada en la parte baja (curva) de la espalda.
·         Además, debemos vigilar la forma de andar  y sobre todo no usar tacones altos si hay que andar durante mucho tiempo, haciéndolo con la cabeza alta, la pelvis hacia delante y los pies rectos.

3. CÓMO ALIVIAR LOS SÍNTOMAS

Por último, para conseguir aliviar los síntomas puede ser aconsejable el uso de algún dispositivo, como las fajas.
También se puede recurrir a analgésicos y antiinflamatorios, como paracetamol, ibuprofeno o ácido acetilsalicílico en dosis bajas, según la intensidad del dolor, y siempre consultando a un profesional de la salud como su farmacéutico o su médico.
Una vez se consigue que el dolor desaparezca, conviene hacer una reeducación postural, para prevenir posibles recaídas.

4. RECUERDE

·         Analgésicos y antiinflamatorios en dosis bajas pueden proporcionar alivio, pero siempre debe consultar con su médico o farmacéutico.
·         Para prevenir posibles recaídas es conveniente hacer una reeducación postural.
Una vez se consigue que el dolor desaparezca, conviene hacer una reeducación postural, para prevenir posibles recaídas.

  Cuándo derivar el paciente/cliente al médico
Los tipos de complicaciones o procesos que precisan una valoración médica en el paciente con lumbalgia son:
·         Posible enfermedad sistémica (infección, cáncer, osteoporosis, etc.).
·         Compresión radicular que requiere valoración quirúrgica.

Señales de alerta para derivación al médico

Para identificar estas complicaciones, se han determinado unas "señales de alerta", que son las siguientes:
·         Sospecha de enfermedad sistémica: Dolor que aparece por primera vez en personas mayores de 55 años y que no se relaciona con la postura, el movimiento o los esfuerzos; dolor exclusivamente dorsal; déficit neurológico difuso; imposibilidad persistente de flexionar la columna vertebral; deformación (de aparición reciente); mal estado general; pérdida de peso y/o fiebre; antecedentes de traumatismo reciente; cáncer; uso de corticoides (osteoporosis) o fármacos intravenosos; inmunodepresión; o SIDA.
·         Sospecha de necesidad de cirugía: Aparición de paresia relevante, progresiva o bilateral; pérdida de control de esfínteres de origen neurológico; anestesia en periné; dolor radicular no lumbar cuya intensidad sigue siendo intolerable pese a la aplicación durante 6 o más semanas de todos los tratamientos no quirúrgicos recomendados; o dolor radicular no lumbar que aparece sólo a la deambulación y la limita, que requiere flexión o sedestación para desaparecer, persiste pese a 6 meses de tratamiento conservador y se acompaña de imágenes de estenosis espinal.
Si no se detecta ninguna señal de alerta, probablemente estaremos frente a una lumbalgia inespecífica no complicada.
Si existe alguna señal de alerta, el médico valorará realizar pruebas complementarias como radiografías simples, tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética (RM), gammagrafía, o tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT). Si se sospecha compresión radicular, discitis (proceso inflamatorio del disco intervertebral) o cáncer, la RM es la mejor opción.







El médico reevaluará al paciente a las 2-6 semanas. Si en ese periodo la lumbalgia no ha mejorado, deberá:
1.        Volver a evaluar la existencia de señales de alerta,
2.        evaluar si el paciente presenta signos de mal pronóstico funcional
3.        y valorar la posibilidad de modificar la actitud diagnóstica o de pasar al siguiente escalón terapéutico.
Este proceso se repite periódicamente tantas veces como sea necesario.

FUENTE: www.clubdelafarmacia.com

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