La celulitis es un trastorno local del metabolismo del tejido subcutáneo que provoca una modificación de la figura y una alteración de la topografía de la piel, dándole la apariencia característica de ‘piel de naranja‘. Estos cambios en la piel de determinadas zonas del cuerpo se producen de forma progresiva.La prevención(que es importante y fundamental) o el tratamiento específico cuando ya está instaurada supone una consulta frecuente en las oficinas de farmacia. Es una de las preocupaciones estéticas de la mujer actual
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Una primera especificación del término celulitis es que hace referencia a distintas
fisiopatologías:
·
Celulitis infecciosa: Es un
proceso agudo inflamatorio de origen infeccioso que afecta a la dermis y al
tejido celular subcutáneo. Puede afectar a cualquier parte de la superficie
cutánea, y a menudo se produce como consecuencia de pequeños traumatismos o
sobre heridas y/o lesiones previas.
Esta
celulitis, generalmente producida por Streptococcus
spp. o Staphylococcus
spp., puede afectar a toda la población, desde niños hasta
ancianos, y es una patología con graves consecuencias para la salud que debe
tratarse médicamente.
·
Celulitis: Se
conoce con los términos médicos de paniculosis, lipodistrofia
ginoide, Paniculopatía EdematoFibroEsclerosa (PEFE) o, en terminología popular, “piel de naranja”.
.
Diagnóstico
Para el diagnóstico de la celulitis aún se toma como referencia la tétrada de Ricoux, descrita en 1956. Así, en la palpación de la zona donde queremos evaluar la presencia de celulitis deben aparecer estos cuatro síntomas:
1.
Aumento de grosor de la piel
2.
Aumento de la consistencia de la piel
3.
Aumento del dolor y la sensibilidad de la zona
4.
Disminución de la movilidad de la piel
A esta tétrada se le añade que la zona afectada también suele
estar más fría, debido a que tiene menor riego sanguíneo. Y, por último, el aspecto de “piel de naranja” es un marcador evidente de celulitis.
Adicionalmente, aunque no
necesaria para el diagnóstico, sí que es característica la localización de las
zonas con los síntomas mencionados.
Estos suelen ser: en la región
pélvica, miembros inferiores y región abdominal.
La escala
de Nürnberger-Müller, propuesta ya en 1978, valora a la
paciente de pie y tumbada mediante la palpación de toda el área celulítica,
pellizcando la piel para observar la aparición de la ya nombrada “piel de
naranja”, nódulos, o placas duras. El seguimiento de la paciente se realiza
mediante imágenes
de la zona celulítica convencionales.
Esta escala atribuye una
gradación de 1 a 3 a la gravedad o etapa de evolución de la celulitis, que
coinciden con modificaciones histológicas que describiremos posteriormente como
“Grados de celulitis”.
·
Etapa 1: La piel no presenta
hoyuelos espontáneamente, pero sí cuando la paciente se pellizca en la zona. Tras la
compresión de la piel (pellizco) o la contracción muscular (por ejemplo,
contracción de los glúteos) se observa palidez, descenso de la temperatura y
disminución de la elasticidad. No hay alteraciones en el relieve de la piel en
reposo (sin contracción muscular o sin pellizcar).
·
Etapa 2: La zona presenta
hoyuelos espontáneamente cuando la paciente está de pie, pero no cuando está
acostada. Se observa una piel con aspecto acolchado y/o piel de naranja
incluso en estado de reposo. En la palpación se aprecia una sensación de
granulación en la dermis profunda y dolor.
·
Además, hay menor elasticidad, palidez y descenso de la
temperatura de la piel.
·
Etapa 3: Los hoyuelos están
presentes espontáneamente cuando la paciente está de pie y cuando está acostada. nódulos más
palpables, visibles y dolorosos, adherencia a los niveles más profundos de la
dermis y una apariencia ondulada de la piel.
Cómo evoluciona la celulitis
Cuando la celulitis se instaura, se
producen modificaciones estructurales en la piel que son responsables de los
síntomas y apariencia de las zonas del cuerpo con celulitis.
·
Fase edematosa:
o Retención de
líquido en el tejido conectivo.
o Posteriormente
se forman los micronódulos (8-10 adipocitos-grasa).
·
Fase esclerosa:
o Los lóbulos
de grasa se ’envuelven’ de fibras conjuntivas y aumentan de tamaño
(macronódulos).
o Los
macronódulos alteran la circulación sanguínea y retienen líquido, empujando
hacia arriba la epidermis (zonas abultadas en la ’piel de naranja’).
o Las fibras
conjuntivas envejecen y se retraen, tirando hacia el interior los puntos de
anclaje (zonas hundidas en la ’piel de naranja’).
Aparte de estas
medidas básicas existen una serie de tratamientos que pueden
mejorar el problema de la celulitis:
·
Cremas
anticelulíticas: deben contener sustancias que estén involucradas en la
microcirculación, el tejido graso y el tejido conectivo. Es muy importante que
se apliquen correctamente realizando un masaje ascendente y circular sobre las
zonas afectadas.
o
La cumarina, ruscus, flavonoides
y rutina son utilizadas en las celulitis edematosas y blandas. En este tipo de
celulitis es aconsejable el uso de estas sustancias drenantes, en forma de
geles fríos.
o
La carnitina, extracto de
alcachofa y cafeína son sustancias reductoras. Las cremas reductoras con efecto calórico son
efectivas en aquellas celulitis con gran componente graso. Aunque hay que
evitar su uso en personas cuya piel presente una gran flacidez, en aquellas que
padezcan una celulitis edematosa, y también en el caso de que tengan alterado
el retorno venoso.
·
Masajes: tienen que ser aplicados por
profesionales, con constancia, para obtener buenos resultados, especialmente en
el caso de la celulitis edematosa.
·
Existen también algunos tratamientos orales que contienen
fórmulas similares a las de las cremas.
Prevención de la celulitis
Manteniendo
hábitos saludables es más difícil desarrollar celulitis. Estas medidas
preventivas son:
·
Dejar
de fumar, evitar el café, el
alcohol, los alimentos refinados, fritos y altos en grasas, la ingesta excesiva
de sal y el déficit de fibra en la dieta.
·
Beber dos litros diarios de agua.
·
Hacer ejercicio. Correr o caminar es muy recomendable.
En cuanto al ejercicio físico, lo ideal sería trabajar aquellas zonas que
son propensas a la acumulación de grasas (abdomen, glúteos, tríceps).
·
Evitar el uso de prendas de vestir que se ajusten demasiado al
cuerpo, el calzado contacones altos y las malas posturas.
Quién padece celulitis
La celulitis aparece sobre todo en mujeres, aunque no es
exclusiva del género femenino, y tiene una gran prevalencia del 95%.
Se estima que entre el 85-98%
de las mujeres tiene algún grado de celulitis después de la pubertad,
independientemente de su peso.
Los factores de riesgo de padecer
celulitis se pueden agrupan en 4 tipos:
·
Factores hereditarios:
o Género: la
celulitis, en su patrón clásico, es casi exclusiva de mujeres, la aparición en
el hombre es escasa, solo en un 5%.
o Raza: las
mujeres de raza blanca tienen más tendencia a padecer celulitis que las
asiáticas o las de raza negra.
o Biotipo: las
mujeres latinas desarrollan más celulitis en las nalgas mientras que las
anglosajonas y nórdicas lo hacen más en el abdomen.
o Número,
disposición y sensibilidad de los receptores hormonales.
o Predisposición
para desarrollar angiopatía periférica.
·
Factores hormonales: los
estrógenos femeninos desempeñan un papel predisponente o agravante de la
celulitis, y son especialmente importantes durante la adolescencia.
Los estrógenos estimulan
la proliferación de fibroblastos e aumentan la actividad de los adipocitos,
originando la formación de nódulos celulíticos. Este hecho da lugar a la
presencia de celulitis en las mujeres, a su empeoramiento durante el embarazo,
en la menopausia o por la terapia con estrógenos, y a que su inicio se produzca
tras la pubertad.
Otras hormonas como la
insulina, las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y las hormonas
tiroideas también participan en la fisiopatología de la celulitis.
·
Factores relacionados con el estilo de vida: la
alimentación tiene una gran importancia en el desarrollo de la celulitis; la
vida sedentaria y la falta de ejercicio físico también contribuyen al
empeoramiento de la celulitis, así como el hábito tabáquico y el abuso de
alcohol.
·
Factores psicológicos: el
estrés y la ansiedad aumentan las catecolaminas que, en altas concentraciones,
favorecen la formación de grasa.
Referencias: wwww.clubde lafarmacia(Farmabook ) , www.webconsultas.com
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