Un estudio publicado en la revista científica American Journal of Clinical Nutrition muestra
que romper con las conductas sedentarias prolongadas mediante algo menos de dos
minutos de actividad física cada media hora tiene un efecto positivo en la
glucemia e insulinemia posprandial en adultos sanos. Esta investigación
adquiere mayor relevancia si cabe a tenor de los datos actuales, que muestran
cómo desde la década de 1950 ha aumentado sustancialmente el tiempo que
dedicamos a actividades sedentarias como ver la televisión y trasladarse en
medios de transporte pasivos (que no suponen la realización de actividad física
por parte de las personas que viajan en ellos).
El tiempo empleado en actividades sedentarias representa un factor de riesgo deenfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, obesidad, etc., y según la
Organización Mundial de la Salud (OMS) la inactividad física está considerada
como el cuarto factor de riesgo de riesgo de mortalidad.
El principal objetivo de éste estudio fue comparar los
efectos sobre la glucemia, insulinemia y lipidemia posprandiales de tres
comportamientos diferentes: un comportamiento sedentario prolongado de 9 horas;
la realización de actividad física durante treinta minutos seguido de un
comportamiento sedentario; y en tercer lugar, pausas regulares de actividad
física de 1 minuto y 40 segundos cada media hora de comportamiento sedentario.
Según la investigación “parece que el patrón según el
cual se acumula el total de tiempo sedentario puede atenuar parcialmente los
efectos negativos del comportamiento sedentario”. Así, las conclusiones del
estudio muestran que interrumpir
las conductas sedentarias prolongadas mediante algo menos de dos minutos de actividad
física cada media hora tiene un efecto positivo sobre la salud, y en concreto sobre los niveles de glucosa e
insulina posprandial en adultos sanos.
Según el texto, “las personas que acumulan tiempo
sedentario mediante periodos más largos e ininterrumpidos presentan un peor
perfil de factor de riesgo cardiovascular y metabólico que aquellos cuyo total
de tiempo sedentario es el mismo pero lo interrumpen regularmente con periodos
de actividad física ligera”.
El estudio anima a la comunidad médica a prescribir la
interrupción con regularidad de los periodos sedentarios mediante breves
periodos de actividad física, y propone que “las recomendaciones de salud
pública consideren sugerir la interrupción regular de periodos prolongados en
posición sentada como complemento a la participación habitual en periodos más
largos e intensos de actividad física”.
“La inactividad física ya se identifica como el cuarto factor de riesgo de la mortalidad. El problema es que va en aumento en muchos países
con implicaciones importantes en la prevalencia de las enfermedades no
transmisibles (ENT) y en la salud general de la población en todo el mundo.
Muchas personas no son conscientes del número de horas que pasan sentados al
día, ni de la implicación que esto tiene para la salud”, declara la ProfesoraMarcela González-Gross, Catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid.
“Incluso personas que realizan algo de ejercicio físico al día pasan muchas
horas sentados. De hecho, ya se está identificando un grupo de población que
podemos denominar activos sedentarios o sedentarios activos, en los que el
tiempo de ejercicio físico no compensa las horas de sedentarismo”, añade la
experta.
La OMS insta a ser físicamente activos a
todas las edades
Dada la importancia de la actividad física en la salud
pública, la OMS ha elaborado y difundido una serie de recomendaciones en relación con la promoción de la física la actividad
y la prevención de las ENT adaptadas por edades y según frecuencias, duración,
intensidad, tipo y cantidad total de actividad física.
·
Así, en niños y jóvenes de entre 5 a 17 años, la OMS advierte que éstos deberían realizar al menos 60 minutos de actividad
física de moderada a vigorosa a diario, a través
de juegos, partidos, desplazamientos, deporte, ejercicio planificado y
educación física a desarrollar en un contexto fundamentalmente familiar y
escolar. La mayor parte de la actividad física diaria de los niños debe ser
aeróbica, incorporando actividades físicas intensas, que contribuyan a
fortalecer músculos y huesos, al menos 3 veces por semana.
·
Para adultos de entre 18 y 64 años, las recomendaciones de la OMS incluyen la
realización de actividad física durante
el tiempo libre, desplazamientos físicos, actividad
ocupacional derivada de la labor profesional, quehaceres domésticos, juegos y
partidos, deporte etc. A estas edades, el organismo internacional recomienda
realizar al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de moderada a
vigorosa a la semana o al
menos 75 minutos de actividad aeróbica intensa y vigorosa a la semana.
·
En
personas de 65 años o más, las recomendaciones
para mejorar el estado muscular y cardiorespiratorio, los huesos, y reducir el
riesgo de ENT, depresión y declive cognitivo, la OMS recomienda la realización
de 150 minutos de actividad aeróbica de moderada a intensa a lo largo
de la semana, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica
de vigorosa a intensa.
Junto a estas recomendaciones, la entidad anima a
obtener beneficios adicionales para la salud derivados del aumento de los
tiempos propuestos para cada edad. En aquellos casos en los que las personas no
puedan llegar a realizar la actividad física propuesta, como en el caso de
algunas personas mayores, la OMS aconseja ser todo lo físicamente activo que
permitan las capacidades y condiciones en cada caso.
Lo mejor para la salud: combinar ambos ejercicios
En realidad, los dos tipos de ejercicio intervienen al realizar cualquier actividad física, por lo que lo correcto sería decir que un ejercicio es predominantemente aeróbico o predominantemente anaeróbico.
El ejercicio aeróbico sirve para trabajar la resistencia y la capacidad pulmonar, pero ambos ejercicios, aeróbico y anaeróbico, hacen trabajar el sistema circulatorio y el corazón. Durante la práctica del ejercicio anaeróbico se obliga al corazón a bombear la sangre rápidamente durante un breve periodo de tiempo, y esto ayuda a fortalecer el sistema circulatorio. Combinar y alternar ambos ejercicios es, pues, beneficioso para el organismo.
Si lo que se pretende es perder peso, hay que tener en cuenta que aunque con el ejercicio aeróbico se queman grasas, es conveniente combinarlo con el ejercicio anaeróbico para incrementar la musculatura. Al ejercitar el cuerpo con pesas, el organismo también necesita quemar calorías para generar más musculatura, aunque la pérdida de peso tardará más en apreciarse. A largo plazo, el aumento de masa muscular contribuye a eliminar el exceso de grasa y a controlar el peso.
Actividades aeróbicas:
- Caminar a buen ritmo.
- Baile.
- Ciclismo.
- Correr a ritmo moderado.
- Natación.
- Patinaje.
- Aeróbic.
- Tenis.
- Esquí de fondo.
FUENTES: farmaventas.es
webconsultas.com/
Actividades anaeróbicas:
- Levantamiento de pesas.
- Abdominales.
- Carreras cortas a gran velocidad.
- Gimnasia artística.
- Fútbol (se considera un deporte aeróbico-anaeróbico).
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